Los amigos son parte importante en todo nuestro ciclo vital, siendo incluso la primera red de apoyo para muchos más que la propia familia. Y es porque pasamos gran parte de nuestro tiempo con ellos, divirtiéndonos, y también pasando muchos momentos de dolor y desesperanza. Los amigos ayudan a hacer la vida más significativa. Son capaces de brindar apoyo emocional y social, también alivian los sentimientos de soledad y ayudan a sentirte más satisfecho con la vida.
Es posible que te hayas encontrado con algunas amistades que no son tan positivas, amigos y amigas que te agotan emocionalmente, que parecen que te roban toda la energía o simplemente, encuentran la manera de derribarte constantemente en vez de fortalecerte.
¿Cómo detectamos a esas amistades vampiros?
Notamos fuertemente que esa balanza de “reciprocidad” se inclina reciamente hacia ti, siendo siempre tú el que aporta a la amistad y tu amigo raramente tiende su mano. Para que hablamos del apoyo por ser quien eres, algo que me fije viviendo en el extranjero es que constantemente entre las personas se elogiaban con frases como “mi amigo es el más guapo”, “mi amiga es la mejor ingeniera que conozco”, mientras que en Chile existe la cultura de nivelar para abajo, introduciendo inseguridades, miedo y culpa a tus propios amigos.
Son esos amigos que destruyen la autoestima de los demás para ellos sentirse bien y seguros consigo mismos. Son amigos que sólo ellos piensan que tienen razón y que saben cómo han de hacerse las cosas, obviamente y por regla general, son capaces de agigantar tus errores y reducir al máximo tus triunfos, incluso en peores ocasiones, logran difundir rumores para acabar con tu dignidad. Solo quieren lograr un objetivo: conseguir poder y control sobre todo y todos.
¿Te diste cuenta que tienes una amistad toxica?
Por salud mental, es mejor cortar lazos con esas personas, estudios realizados en la Universitat de Barcelona de España, refieren que pueden causar problemas de estrés, falta de apoyo, pérdida de confianza en ti mismo y culpabilidad excesiva.
Ahora si te cuesta cortar lazos con esa persona, es mejor poner limites a la relación, a veces es bueno dar segundas oportunidades, crear espacios de dialogo y llegar a consensos. Se capaz de utilizar el “yo” y otras técnicas de comunicación productiva para iniciar una conversación. Sé sincero acerca de cómo te hace sentir su conducta, por ejemplo: “me siento mal cuando escucho comentarios negativos sobre mi ropa o corte de pelo. En el futuro, por favor, no te burles de como me visto o uso mi pelo”.
Si la amistad no tiene ningún beneficio positivo para ti, y tu diálogo con ellos no ha ayudado a nadie, puede ser el momento de terminarla. Y como dijo Gustavo Cerati “poder decir adiós, es crecer”.
