A fines de este año, las exigencias para estar al día con la inclusión avanzan un paso más. Desde el primero de noviembre entrará en vigencia la Ley 21.275, la cual indica que todas las empresas con más de 100 trabajadores deben contar con al menos un Gestor de Inclusión laboral certificado ante ChileValora.
“La transformación que ha vivido el mundo del trabajo en el último tiempo ha demostrado que somos capaces de cambiar. Si en los últimos dos años pasamos del mundo presencial al híbrido, ¿por qué no proponernos, a corto plazo, ser un país culturalmente inclusivo? Podemos aprovechar el rol del gestor para lograrlo”, destaca José Manuel Montedónico, consultor senior de Selección Inclusiva en HR Burô.
Los estudios señalan que hoy los colaboradores prefieren trabajar en empresas comprometidas con diversas causas, “la entrada del gestor de inclusión en las organizaciones nos permite visibilizar todas las acciones que se han estado realizando los últimos años y si aún no han comenzado, es el momento de hacerlo. El gestor no es un fin, es un medio para que las empresas generen valor a futuro: encontrando, atrayendo y reteniendo talento. Es una oportunidad de aportar valor”, enfatiza el experto.
El perfil del gestor
Hoy diversas universidades y fundaciones ofrecen cursos para preparar a los gestores. “Su principal función es facilitar procesos de inclusión laboral efectivos. Deben apoyar a la empresa para que las contrataciones estén orientadas a incorporar candidatos con habilidades y competencias que aporten a la empresa.
Además, deben asegurar que se hagan las adecuaciones pertinentes, por ejemplo, si llega una persona en silla de ruedas a un edificio, puede ser difícil cambiar el espacio físico, pero se pueden hacer cosas sencillas, como desplazar los escritorios para que quepa la silla”, explica Paulo Alarcón, terapeuta ocupacional de HR Burô.
4 recomendaciones para potenciar esta transición y el rol del Gestor
- Compromiso de los líderes: Hoy no basta con cumplir con la ley. Es clave apalancar el rol del Gestor de Inclusión con el apoyo de los líderes para generar una cultura inclusiva. Son los jefes y los líderes naturales quienes deben promover con el ejemplo la verdadera intención de ser una empresa inclusiva. Hacer el ejercicio y revisar si cuentan con prácticas inclusivas, aprender a usar correctamente el lenguaje para referirse a las personas con discapacidad y aprender juntos.
- Planificación y presupuesto: Un Gestor de Inclusión deberá realizar instancias de sensibilización y levantamiento de información, por lo que es recomendable que sus acciones sean consideradas dentro del presupuesto y de la agenda de la empresa. También, es fundamental dar las facilidades para que el gestor pueda realizar capacitaciones y campañas que apoyen el buen despliegue de las iniciativas.
- Fit del gestor: Es recomendable que el gestor sea un profesional capacitado y relacionado con el mundo de la inclusión para que traiga experiencias, contactos e iniciativas a su nuevo rol. Lo ideal es que sea alguien motivado por el tema y que cuente con el apoyo de la empresa para seguir especializándose con estudios y entrenamiento específicos.
- Contacto con entidades aliadas: existen distintos promotores sociales, ya sean fundaciones, ONG’s o empresas privadas que trabajan en pro de la inclusión y es importante establecer contacto para colaborar, ya que pueden ser un partner estratégico que permita intercambiar ideas, políticas y acciones que apoyen el desarrollo del gestor y de una cultura cada vez más inclusiva.
Es fundamental que el Gestor de Inclusión cuente con el apoyo de la organización. “Su rol es facilitar una transformación que involucra a toda la empresa, la que se debería ver reflejada en aspectos como el clima y resultados medibles. En este sentido el Gestor debe poder llegar a las personas de diversos estamentos para poder ser un motor de cambio”, explica José Manuel Montedónico.
