Un sondeo sobre el cambio de paradigmas en los requisitos laborales
Excel, Inglés o Inteligencia Artificial: ¿qué se viene en el mundo del trabajo?
Excel, Inglés e IA: ¿qué se viene en el mundo del trabajo?
Tres lenguajes que narran la evolución del talento en América Latina y anticipan una nueva era donde la tecnología y la humanidad deberán aprender a pensar juntas.
En el mundo laboral latinoamericano, tres habilidades concentran hoy la atención de los equipos de Recursos Humanos: el inglés fluido, la inteligencia artificial y el dominio de sistemas emblemáticos como Excel. Cada una cuenta una parte de la historia del trabajo: una que marcó el pasado, otra que sostiene el presente, y una tercera que define el futuro.
Durante décadas, hablar inglés fue la llave dorada. Permitía saltar fronteras, negociar mejores salarios y acceder a posiciones de liderazgo. Hoy sigue teniendo valor —con primas salariales que oscilan entre el veinte y el cincuenta por ciento—, pero ha dejado de ser un diferencial. Se ha convertido en un requisito mínimo en muchos sectores. Como sucede con los pasaportes, cuando todos lo poseen, pierden parte de su poder. Lo que ayer abría puertas, mañana será apenas un trámite.
Excel atraviesa un camino similar. Presente en todas las oficinas, desde el joven analista hasta el director financiero, fue durante años el símbolo de la sofisticación técnica. Dominar funciones avanzadas o macros era una ventaja competitiva; hoy, en cambio, empieza a verse como una habilidad estándar. Las nuevas plataformas de analítica, automatización y colaboración comienzan a desplazarlo, transformando lo que alguna vez fue una distinción técnica en una forma de alfabetización digital básica.
La inteligencia artificial, en cambio, irrumpe como un idioma nuevo que nadie puede ignorar. Más del sesenta por ciento de las organizaciones en la región ya invierte en su aplicación a procesos de talento, y las competencias asociadas pueden duplicar la compensación de roles similares sin esa destreza. En América Latina aún es un territorio emergente, pero Recursos Humanos la identifica como el rasgo que distingue al profesional tradicional de aquel capaz de liderar la transformación.
Más allá de la técnica: el equilibrio humano
Sin embargo, el futuro del trabajo no puede reducirse a la adopción de herramientas. Lo que verdaderamente marcará la diferencia no será quién domine los algoritmos, sino quién sepa combinarlos con pensamiento crítico, empatía y juicio humano.
Las habilidades que moldean este nuevo paradigma se agrupan en tres grandes bloques:
Habilidades tecnológicas, que permiten comprender y aprovechar la automatización, la analítica y la inteligencia artificial.
Habilidades cognitivas y analíticas, que diferencian la inteligencia humana de la artificial: pensamiento crítico, creatividad, aprendizaje continuo y criterio en la toma de decisiones.
Habilidades humanas y sociales, que sostienen la colaboración, el liderazgo empático, la gestión del cambio y la inteligencia emocional.
En palabras de Yanina Bustos, con sólido recorrido en el área de Gestión de Personas , “El desafío está en articularlas de manera virtuosa. La tecnología sin juicio crítico puede amplificar errores y el pensamiento o la capacidad sin herramientas puede volverse obsoleto. Solo la combinación equilibrada de ambos mundos permitirá sostener la innovación sin perder la humanidad.”
Una transición de época
Así como el inglés y Excel fueron el pasaporte y la infraestructura que sostuvieron décadas de carrera corporativa, la inteligencia artificial se consolida como la brújula que orientará el trabajo que viene.
Dominar los dos primeros será pronto apenas el punto de partida. El verdadero diferencial estará en quienes logren hablar el idioma de los algoritmos sin olvidar el de las personas.
Porque el futuro del trabajo no se trata solo de adaptarse a la tecnología, sino de redefinir lo que significa ser humano en medio de ella. Como resume la investigadora Kate Darling, experta en ética y robótica:
“Las máquinas pueden replicar nuestras acciones, pero no nuestras intenciones. Lo que nos hace humanos no es la eficiencia, sino la capacidad de cuidar, imaginar y decidir con propósito”.
En esa frontera entre lo técnico y lo emocional, entre la automatización y el juicio, se juega hoy el verdadero liderazgo. Quien entienda que la inteligencia artificial no reemplaza a las personas, sino que las invita a pensar mejor, tendrá en sus manos no solo la llave del presente, sino también la brújula del trabajo que viene.