Argentina supera a Chile en F-16: ¿quién domina realmente el cielo sudamericano?
La reciente adquisición de F-16AM/BM retirados de servicio por Dinamarca reabre el debate sobre la superioridad aérea en Sudamérica, particularmente en la comparación con Chile, único país de la región que opera este caza desde hace dos décadas. Sin embargo, la diferencia no radica en la estructura de los aviones, sino en el nivel de actualización de software, que determina sensores, enlaces y armamento disponible.
Los F-16 argentinos llegan con el Tape M6.6, una de las versiones más recientes del Mid-Life Update (MLU) implementado por la OTAN, mientras que los MLU chilenos mantienen mayormente estándares M4.x y M5.x, comunes entre principios y mediados de los años 2000. Esta brecha de software define la capacidad operativa real de cada plataforma.
En términos prácticos, el M6.6 mejora significativamente el radar, los sistemas de identificación amigo-enemigo, la guerra electrónica, la compatibilidad con cascos de puntería y la integración de armamento guiado por GPS y misiles modernos como AIM-120C y AIM-9X. También optimiza la operatividad del Link 16, esencial en esquemas de combate contemporáneos, y amplía la compatibilidad con bombas JDAM y EGBU.
Por su parte, los F-16 MLU de Chile cuentan con un radar APG-66(V)2A mejorado, cabina digital, pods de designación y capacidad BVR con AMRAAM, constituyendo una plataforma sólida y probada. No obstante, la mayoría fue incorporada con tapes previos al M6, y aunque han recibido actualizaciones intermedias, permanecen en la arquitectura M4/M5, diseñada según estándares de hace quince a veinte años.
Es importante subrayar que Chile también opera F-16C/D Block 50, que representan otra categoría y no forman parte de esta comparación. Estrictamente entre los MLU, la diferencia clave es la versión del software: mientras Argentina accede al Tape M6.6, alineado con los usuarios europeos más recientes, Chile mantiene sus MLU históricos en configuraciones previas.
En conclusión, aunque ambos países operan F-16 modernizados, la brecha técnica se encuentra en la actualización: el Tape M6.6 coloca a la Fuerza Aérea Argentina en un nivel operativo que no había alcanzado previamente, demostrando que en sistemas modernos de armas, el software define el verdadero alcance de la plataforma.