Importancia de tener un canal de denuncias en tu empresa

El bienestar de los trabajadores ya no es una simple aspiración en el mundo corporativo: se ha convertido en un imperativo ético, legal y estratégico. En Chile, la entrada en vigor de la Ley Karin hace un año marcó un punto de inflexión en la forma en que las empresas deben enfrentar situaciones de acoso laboral, acoso sexual y violencia en el entorno de trabajo.
Esta normativa, cuyo objetivo es proteger la salud mental y la integridad de los trabajadores, exige a las organizaciones establecer mecanismos formales para recibir y gestionar denuncias de manera confidencial y efectiva.
En este contexto, contar con un canal de denuncias laboral seguro y accesible se ha vuelto una necesidad urgente para las compañías. No solo porque lo exige la legislación, sino porque es la base para construir una cultura organizacional basada en el respeto, la equidad y la confianza.
Comunicación segura en el trabajo
En muchas empresas, especialmente en aquellas que aún no cuentan con políticas claras de prevención del acoso, los trabajadores sienten miedo o desconfianza al momento de reportar situaciones de maltrato. Ya sea por temor a represalias, por falta de confidencialidad o porque creen que no se tomarán acciones concretas, la consecuencia es siempre la misma: el silencio se impone y los problemas se profundizan.
Por eso, implementar un canal de denuncias que garantice el anonimato del denunciante, el seguimiento riguroso de los casos y una respuesta oportuna, es más que un requisito normativo. Es una decisión ética que demuestra el compromiso real de la empresa con el bienestar de sus colaboradores.
El valor de estos canales va más allá del cumplimiento legal. Permiten detectar situaciones que muchas veces pasan desapercibidas por la alta dirección, disminuyen el riesgo reputacional, mejoran el clima laboral y aumentan la retención del talento. En definitiva, son una herramienta estratégica que impulsa una cultura de prevención, transparencia y mejora continua.
La Ley Karin y su impacto en las organizaciones
Desde la promulgación de la Ley Karin, las empresas chilenas han debido adaptarse a nuevas exigencias en materia de prevención del acoso y resguardo de la salud mental en el trabajo. Entre sus disposiciones, la ley establece la obligatoriedad de contar con protocolos internos de actuación y canales formales para la recepción de denuncias, entre otros elementos.
Uno de los puntos más relevantes es que ahora las organizaciones tienen la responsabilidad activa de prevenir y gestionar adecuadamente situaciones de acoso o violencia, con plazos y procedimientos definidos. No basta con tener una política en el papel: debe existir un sistema funcional, accesible y eficiente.
Un año después de su implementación, los efectos comienzan a notarse. De acuerdo con diversos análisis sobre la evolución de la Ley Karin en las empresas, se ha registrado un aumento significativo en la cantidad de denuncias recibidas, lo que refleja una mayor conciencia por parte de los trabajadores y un entorno que poco a poco comienza a ser más receptivo y menos permisivo frente a situaciones de abuso.
BUK y su aporte a la gestión responsable
Ante estos nuevos desafíos, contar con herramientas tecnológicas adecuadas se ha vuelto esencial. Empresas como BUK han desarrollado soluciones específicas para facilitar la implementación de procesos alineados con la normativa y, al mismo tiempo, cuidar la experiencia del trabajador.
El Módulo de Canal de Denuncia de BUK permite a las organizaciones recibir y gestionar reportes de forma segura, anónima y trazable. Este sistema, que forma parte de su software de gestión de persona, está diseñado para garantizar la confidencialidad y proteger tanto a quien denuncia como a los involucrados, respetando los principios de presunción de inocencia y debida diligencia.
Además, BUK entrega herramientas de seguimiento, análisis y reporte que facilitan la toma de decisiones informadas. Esto es clave para asegurar una gestión proactiva y efectiva, y para demostrar ante la autoridad y la opinión pública el compromiso real de la empresa con la integridad laboral.
Un cambio que vino para quedarse
La entrada en vigor de la Ley Karin ha impulsado una transformación profunda en la forma en que las organizaciones enfrentan los temas de acoso y violencia. Ya no se trata solo de evitar sanciones, sino de construir ambientes laborales más seguros, inclusivos y empáticos.
La evolución observada durante este primer año demuestra que las empresas que han asumido este cambio de manera seria y con visión de largo plazo han logrado avances significativos. Han fortalecido sus políticas internas, han implementado canales de denuncia confiables y han comenzado a generar una cultura más abierta al diálogo y al respeto mutuo.
Por supuesto, aún queda camino por recorrer. La implementación de la ley no ha sido homogénea, y muchas pequeñas y medianas empresas todavía enfrentan dificultades para cumplir con todos los requisitos. Sin embargo, el acceso a herramientas como las que ofrece BUK representa una oportunidad concreta para avanzar en esta dirección sin tener que destinar grandes recursos o contar con equipos internos especializados.
La protección de los trabajadores frente al acoso, la violencia y cualquier tipo de maltrato no puede ser una declaración vacía. Requiere acciones concretas, sistemas funcionales y un compromiso genuino de parte de la empresa. En este sentido, contar con un canal de denuncias seguro, respaldado por tecnología adecuada, es un paso fundamental para garantizar espacios laborales más humanos y sostenibles.
El camino iniciado por la Ley Karin está lejos de concluir. Pero su primer año de vigencia nos deja una enseñanza clara: cuando las empresas se comprometen de verdad, los cambios sí son posibles.