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Octubre, mes de la tercera edad: ¿Cuál es la realidad del paciente oncológico en esta etapa de la vida?

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Oncológico

Especialistas del área de la geriatría ven que, para el grupo de pacientes oncológicos mayores de 60 años, se hace necesaria la formación de profesionales que aborden a estos pacientes de manera integral, personalizada, humana y social dejando de lado el sesgo etario.

En Chile, octubre es definitivamente el mes de los llamados Años Dorados. Como cada año, el pasado 1 de octubre se celebró el Día del Adulto Mayor.

Según datos de la Encuesta Casen 2020, la población de 60 años y más en nuestro país es de casi 4 millones de personas, mientras que según las estimaciones de Cepal/Celade, se proyecta que para el 2050 la población chilena tendrá 6.430.169 personas con 60 años o más.

Es justamente en esta etapa de la vida donde se maximizan problemas de salud existentes y/o se manifiestan nuevas enfermedades en donde en cáncer no es la excepción. La oncología geriátrica es una disciplina de reciente creación que suma principios geriátricos a los avances oncológicos para ofrecer un tratamiento personalizado a los adultos mayores con cáncer. Este abordaje multidisciplinario actualmente es recomendado en el cuidado oncológico rutinario en adultos mayores. “Con el envejecimiento en nuestro país la patología oncológica adquiere una prevalencia importante y donde -en general- todavía no hay un enfoque directo al manejo habitual que requieren estos pacientes”, comenta el doctor Juan Carlos Molina, geriatra de Clínica Meds y Director del Observatorio Nacional de Envejecimiento.

Las neoplasias hematológicas más frecuentes durante la tercera edad son: linfomas, leucemia mieloblástica y mieloma múltiple. El tratamiento antineoplásico no solo debe lograr el control de la enfermedad y/o sus síntomas, si no que considerar mejoramiento de la calidad de vida con la mínima manifestación de toxicidad y el mejoramiento de la calidad de vida con atención a los síntomas principales.

Respecto al tratamiento a pacientes, no es adecuado basarse exclusivamente en los años que éste tiene. Hay que analizar el conjunto compuesto por su edad cronológica y su edad funcional. Esto permite un enfoque multidimensional que haga que los tratamientos farmacológicos, oncológicos, quirúrgicos y de radioterapia, respondan de la mejor manera, y en eso la participación del geriatra es fundamental. “Es la visibilización de una rama futura de la medicina geriátrica que es la Oncogeriatría y la participación del geriatra en las evaluaciones multidimensionales, integrando al equipo de oncología en donde esto hará un abordaje de un verdadero “traje de sastre” y con esto dejar de lado condiciones de discriminación por edad que muchas veces dejan sin atención del especialista en geriatría a pacientes y éstos no acceden a terapias por el “Yo ya no estoy para esto, Yo ya estoy viejo, Yo ya viví”. El “yo ya” no debe correr.

Debe haber un abordaje individualizado, centrado en la persona en la cual se le dé una perspectiva de tratamiento acorde, oportuno, efectivo, que le dé una mejor calidad de vida y mejor tratamiento a las patologías que pueda presentar”, explica el especialista.

Es así como en esta realidad el término “Años Dorados”, no involucra el trasfondo de bienestar y tranquilidad que éste enviste, muy por el contrario, mientras mayor es la persona, menos acceso tiene de ser tratado, y no solo por una decisión personal del paciente, sino también por sus parientes y lo que podría resultar más preocupante según cuenta el doctor Molina, es una mirada que también se instala en el ambiente sanitario.

“Es por eso que es necesario informar y sensibilizar a los propios pacientes y su entorno para que tengan claro que existiendo posibilidades hay que darles oportunidades, pero que esas oportunidades vayan de la mano de una evaluación completa, multidimensional y/o psicosocial ajustada a la terapia al paciente, en el sentido de darle oportunidades o dar paso a diferentes terapias de acuerdo a esta evaluación en la que el geriatra debe participar incluido en equipos oncogeriátricos, tan necesarios de desarrollar en nuestro país”, comenta el geriatra de Clínica Meds. En este contexto, el especialista vuelve a subrayar lo crucial que resulta ser la evaluación funcional, mental, social y médica de una manera integrada e integral, cosa que el geriatra sea un soporte en el equipo oncológico y deje más cerca de oportunidades terapéuticas a las personas que han envejecido y sufren de una patología oncológica.

Trasplante de médula en el adulto mayor, cobertura y acceso

El trasplante de médula es un procedimiento mediante el cual se destruye la médula ósea dañada de un paciente y se la reemplaza por precursores hematopoyéticos nuevos y sanos. Para fines prácticos, es una terapia efectiva, pero restringida justamente por elementos de sesgo por edad, Los equipos médicos deben seguir avanzando en crear equipos con visión no discriminatoria y diferenciar entre el envejecimiento normal y patológico, para lograr que el paciente mayor tenga el mejor acceso posible a tratar su enfermedad. “Es importante que en los diferentes comités y elementos a nivel regional y central tengan en consideración que es una población creciente, que requiere mayor capacitación del personal médico y no aplicar la creología: “yo creo que no”, “yo creo que sí”, sino elementos científicos validados”, explicó el Dr. Molina, a lo que agrega la necesidad de una mejor cobertura en los casos de pacientes añosos.

“Definitivamente existe menos cobertura para los adultos mayores y no solo en las instancias previas para la atención terciaria del especialista oncológico, sino más bien en la puerta de entrada a nivel primario y secundario en donde existen barreras que deben saltar las personas mayores, debido a los prejuicios existentes en los equipos de salud para que estos puedan tener de una manera más oportuna, efectiva y adecuada”, finalizó Molina.

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