Conserje de 70 años queda con graves secuelas tras brutal golpiza en Vitacura: agresor quedó en libertad

Un nuevo caso de violencia urbana sacude a la comuna de Vitacura y expone las debilidades del sistema judicial frente a crímenes que afectan a personas mayores. Un hombre de 70 años, conserje de un edificio residencial, fue salvajemente golpeado por un joven de 34 años sin aparente provocación.
La víctima, que terminó con múltiples fracturas en el rostro y riesgo de perder un ojo, quedó con secuelas de largo plazo. Pese a la brutalidad del ataque, el agresor fue dejado en libertad, con medidas cautelares consideradas por muchos como insuficientes: firma mensual y arraigo nacional.
Los hechos ocurrieron durante la madrugada del sábado, cuando el conserje realizaba su habitual ronda de seguridad. Según testigos, el ataque se desencadenó luego de que el agresor, identificado como Martín De Los Santos, le pidiera un cigarro al trabajador y, ante la negativa o indiferencia, lo golpeara por la espalda. La agresión no terminó ahí. Mientras la víctima yacía en el suelo, el atacante continuó propinándole golpes de puño y patadas en el rostro.
Lo que agrava aún más la situación es el perfil del atacante. Según los relatos recogidos por CHV Noticias, el sujeto se habría jactado de ser abogado y tener una acomodada situación económica, y al momento de ser detenido solo le preocupaba que tenía un viaje programado al extranjero.
Esta actitud, sumada a la violencia desmedida y al estado en que dejó al adulto mayor, ha generado indignación pública por el trato judicial que recibió: libertad con cautelares mínimas durante los 100 días que durará la investigación.
De acuerdo con la familia de la víctima, este llevaba dos décadas trabajando en el edificio. A pesar de haberse jubilado hace cinco años, continuó ejerciendo por compromiso y responsabilidad. Ahora enfrenta una recuperación de al menos un año, con secuelas físicas y emocionales difíciles de dimensionar.
El caso deja al descubierto una preocupante realidad: las agresiones a adultos mayores no solo van en aumento, sino que también suelen enfrentar un tratamiento judicial que no está a la altura de la gravedad de los hechos. Mientras la víctima intenta rehacerse tras el violento ataque, el agresor se encuentra libre, con restricciones que, a ojos de muchos, no se condicen con la brutalidad de sus actos.
Este episodio plantea interrogantes urgentes: ¿Está la justicia chilena protegiendo adecuadamente a sus ciudadanos más vulnerables? ¿Qué medidas se están tomando para enfrentar una creciente ola de violencia urbana en sectores tradicionalmente considerados seguros? La respuesta aún parece lejana.