Las posibilidades de retorno de venezolanos a su país son casi nulas

En estas dos últimas décadas, Venezuela ha envejecido prematuramente. El país ha perdido, quizás de manera definitiva, un alto porcentaje de gente joven, muchos de ellos profesionales y trabajadores capacitados, que representaban una ventana de oportunidad para impulsar su futuro desarrollo.
Actualmente, existen 7,1 millones de venezolanos migrantes y refugiados en el mundo, de los cuales 5,96 millones (84,9 por ciento) se encuentran distribuidos en 17 países de América Latina, sobre todo en Colombia, Perú, Ecuador, Chile y Brasil, según los datos de la Plataforma RV4.
Este descomunal flujo migratorio de venezolanos se ha producido en tres olas sucesivas a lo largo de estas primeras décadas del siglo XXI. La primera de estas olas tuvo lugar durante los años iniciales del primer Gobierno de Hugo Chávez.
Emergencia humanitaria
La última oleada migratoria se inició a consecuencia de la emergencia humanitaria compleja que comenzó a sufrir Venezuela a partir del año 2015. Esta crisis ha provocado hasta el momento la "migración forzada” de más de cinco millones de venezolanos, quienes se han dirigido fundamentalmente hacia los países de Latinoamérica y el Caribe.
A diferencia de las anteriores olas, el perfil del migrante de esta tercera ola atraviesa todo el espectro social y territorial de Venezuela, por lo que un alto porcentaje de ellos, que puede superar al 50 por ciento, posee una condición muy vulnerable, de acuerdo con los resultados de las ultimas "Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI)”, de la Universidad Católica Andrés Bello. En buena medida, esta condición de vulnerabilidad le ha dificultado a este grupo de venezolanos migrantes su desplazamiento, ingreso e inserción en los países escogidos como destino.
Dificultades de inserción en los países de acogida
La recepción y manejo de estos grandes flujos de población migrante vulnerable ha constituido todo un reto para los países de América Latina y del Caribe, en especial a partir del año 2020, cuando sus economías fueron golpeadas por la pandemia.
Esta situación se agravó aún más en el 2022 por la inflación desenfrenada que se produjo en Latinoamérica a raíz de la invasión de Rusia a Ucrania. Dentro de este contexto, y de acuerdo con el informe "Refugee And Migrant Needs 2022” (Necesidades de Refugiados y Migrantes 2022), elaborado por la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela (R4V).
La competencia resultante por puestos de trabajo, plazas de inscripción en escuelas, vivienda y otros servicios entre las comunidades de acogida y los refugiados y migrantes de Venezuela en ocasiones ha aumentado las tensiones sociales y puesto a prueba los niveles de solidaridad que caracterizaron los primeros años de la situación de desplazamiento de Venezuela".
Xenofobia y discriminación
Este informe refleja que el 60,5 por ciento de los venezolanos refugiados y migrantes en América Latina tienen dificultades para acceder a alimentación, vivienda y empleo formal. Por ejemplo, respecto a la vivienda, el 76 por ciento de los venezolanos en Perú, el 46 por ciento en Costa Rica y el 73 por ciento en Panamá carecen de los medios financieros para continuar pagando su alquiler.
En cuanto al empleo, el 34 por ciento de los venezolanos migrantes en Ecuador, el 64 por ciento en Guyana, el 35 por ciento en Panamá, el 40 por ciento en Uruguay, el 29 por ciento en Bolivia, el 27 por ciento Paraguay y el 25 por ciento en Argentina reportan estar desempleados. Con respecto a la nutrición de los niños migrantes menores de cinco años, se encontró que el 13,4 por ciento en Brasil, el 4,4 por ciento en Perú y el 3 por ciento en Ecuador, República Dominicana y Colombia presentaban desnutrición aguda.