BBC Mundo: La muñeca Cayla y otros juguetes interactivos a los que acusan de espiar a niños

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martes 13 de diciembre de 2016

¿Una muñeca interactiva o un dispositivo de espionaje? La pregunta está sobre la mesa.

A primera vista, parece dulce e inofensiva. Pero, aunque sus ojos con largas pestañas y su sonrisa inmaculada le dan un aspecto de lo más inocente, a muchos les preocupa que Cayla sea mucho más que una muñeca.

Curiosamente, ese es el eslogan que eligieron sus fabricantes para comercializarla: "Es mucho más que una muñeca que habla o una aplicación", señalan en su sitio web.

Su nombre completo es My Friend Cayla ("mi amiga Cayla") y es capaz de responder a preguntas y entablar una conversación -en inglés o en español- sobre todo tipo de temas, desde geografía hasta naturaleza, familia o matemáticas.

"¡Es como una amiga de verdad! ¡Te hablará de casi todo! También puede contarte historias o jugar contigo a juegos tan populares como el tres en raya", aseguran sus creadores, la compañía estadounidense de juguetes interactivos Genesis Toys.

 "Si hablas con ella te responde. Es increíble todo lo que sabe", anuncian. Y se jactan de que su popular muñeca tenga "más de un millón de fanáticos en todo el mundo".

Pero asociaciones de defensa de los consumidores se han mostrado preocupadas ante lo que consideran una invasión de la privacidad de los niños y una "amenaza a su seguridad".

¿En qué basan sus argumentos y qué dicen los fabricantes al respecto?

"Vigilancia continua"

El Centro de información sobre la Privacidad Electrónica de EE.UU. (EPIC, por sus siglas e inglés), la Campaña por una Infancia Libre de Comerciales (CCFC), el Centro para la Democracia Digital y la Unión de Consumidores presentaron una queja el 6 de diciembre dirigida a Genesis Toys y a Nuance Communications, la firma especializada en reconocimiento de voz -con clientes militares y de inteligencia- que proporcionó el software para las aplicaciones de dos de sus juguetes.

Les acusan de grabar conversaciones a través de las muñecas Cayla y los robots iQue, y de almacenar la información de forma injustificada.

La queja, que fue presentada ante la Comisión Federal de Comercio, pide que se abra una investigación.

"Esta queja es sobre juguetes que espían. Por su propósito y diseño, estos juguetes graban y almacenan conversaciones privadas de los niños sin limitaciones en su colección, uso o divulgación", indica el texto.

"Estos juguetes someten a los niños a una vigilancia continua y no están sujetos a normas algunas de protección de datos", se explica.

Tanto el robot inteligente i-Que como la muñeca Cayla requieren de una aplicación móvil para su uso.

El problema del robot, según los especialistas, es que solicita el acceso a la cámara del dispositivo, lo cual es "innecesario para su funcionamiento". Este juguete está programado para explicar datos científicos, gastar bromas y hacer efectos sonoros.

En cuanto a la muñeca, los organismos aseguran que contiene un micrófono que funciona con tecnología Bluetooth y un altavoz. A través de la aplicación, Cayla procesa datos para poder "comunicarse" con los niños, capturando sus conversaciones privadas.

De esa manera, esas aplicaciones convierten las frases en textos para obtener respuestas usando Google Search y Wikipedia, entre otras plataformas digitales.

Ambos juguetes "animan a los niños a tener conversaciones abiertas con ellos, como si estuvieran hablando con un amigo", señalan.

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