Osorno para el Mundo: Crean la vaca de chocolate más grande del planeta de 550 kilos para una noble causa
Una dulce hazaña se vivió este fin de semana en Osorno, Región de Los Lagos, donde la Feria del Chocolate reunió a expertos del rubro, visitantes y artistas culinarios para celebrar lo mejor del cacao. Pero fue una escultura monumental la que acaparó todas las miradas: una vaca de chocolate a tamaño real, con un peso estimado de 550 kilos, calificada por sus creadores como la más grande del mundo en su tipo.
El evento, desarrollado en un hotel de la ciudad, contó con la presencia del reconocido chef Carlo von Mühlenbrock, quien compartió su entusiasmo en redes sociales: “La vaquita de chocolate más grande del mundo, simulando una Angus, fue el alma de esta feria”, escribió en su cuenta de Instagram, junto a un video donde aparece colaborando en la elaboración de la obra.
La imponente escultura fue creada por los chocolateros Javi y Jano, en conjunto con el escultor Roberto Rosas y con la participación activa de estudiantes de la Universidad Santo Tomás, quienes dieron forma a esta pieza sin precedentes en la historia de las ferias gastronómicas del sur del país.
Más de 50 variedades de chocolate y una causa solidaria
Además de la vaca gigante, el evento presentó una muestra con más de 50 variedades de chocolate, donde productores artesanales y emprendedores locales ofrecieron degustaciones y productos exclusivos para los asistentes.
Como es tradición en este tipo de celebraciones, la escultura fue quebrada al cierre de la feria, y sus piezas fueron subastadas entre los asistentes. Los fondos recaudados fueron destinados a la agrupación “Yo te cuido”, organización que brinda apoyo a niños y familias que dependen de traqueostomía para sobrevivir.
“Todo este esfuerzo valió la pena por una buena causa”, destacó von Mühlenbrock, subrayando el valor solidario del evento.
La feria no solo dejó un dulce sabor en los asistentes, sino también una marca histórica para Osorno en el ámbito gastronómico y artístico. Y por supuesto, una poderosa muestra de que la cultura del chocolate puede ir mucho más allá del paladar.
